Esta fue la segunda receta que se me ocurrió para celebrar el Día de Canarias. La primera fue la Tarta Namelaka de tuno indio, por si se la perdieron.
En esa ocasión la idea era darle un toque canario a la clásica cheesecake. Para hacerlo sustituí la pequeña parte de harina que lleva por gofio de millo (maíz), que es el que nos gusta a nosotros. Además le hice una base con una mezcla de gofio y almendra molida y un crumble, con la misma base, mezclado con almendras en trocitos.
El resultado nos sorprendió gratamente. Queda absolutamente deliciosa y no resulta en absoluto nada pesada.
Para la base:
- 200 gr. de gofio de millo.
- 125 gr. de almendra molida.
- 155 gr. de mantequilla fría.
- 50 gr. de azúcar glass.
- Una pizca de sal.
- 300 gr. de queso crema.
- 85 gr. de azúcar.
- Un huevo talla L.
- Una cucharada colmada de gofio.
- 200 ml de nata para montar.
- Más o menos la mitad del crumble.
- 40-50 gr. de granillo de almendra o almendra laminada troceada con las manos.
En un bol ponemos el gofio, la almendra molida, el azúcar, la pizca de sal y la mantequilla cortada en trocitos pequeños.
Vamos trabajando con las manos. Primero se formarán unas migas y luego se podrá formar una bola con la masa.
Ponemos más o menos la mitad de la masa en la base del molde y la repartimos por toda la superficie, apretándola y alisándola bien.
Llevamos al congelador un rato.
Al resto de la masa le añadimos la almendra en trocitos y trabajamos un poco formando unas migas gruesas. Llevamos al congelador.
Sacamos la base del congelador y la pinchamos con un tenedor.
Llevamos al horno y cocinamos durante 10 minutos. Sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Vamos ahora con el relleno.
En un bol ponemos el queso y el azúcar y mezclamos bien con varillas manuales.
Añadimos el huevo y seguimos batiendo hasta que se integre.
Tamizamos el gofio con un colador sobre la mezcla e integramos bien.
Finalizamos vertiendo la nata y mezclándola bien. Finalizamos con una espátula de silicona para asegurarnos de que no nos quede en el fondo partes sin mezclar.
Vertemos la mezcla sobre la base, ya fría, y la alisamos.
Sacamos nuestras migas del congelador y las repartimos cubriendo toda la crema, pero sin hundirlas.
Como me sobró unos 80 gr. de las migas, hice tres bolas y las aplasté con un sello y las horneé como galletas.
Sacamos y dejamos enfriar por completo. Luego llevamos a la nevera hasta el día siguiente.
La desmoldamos con cuidado y la colocamos en un plato de servir.
Me encanta ese color doradito y el aspecto rústico que tiene.
Sólo nos queda servirnos un trocito y disfrutar como enanos.
Miren de cerca como luce al cortarla.
Y miren al meterle el tenedor lo cremosa que queda y lo apetecible que se ve.
Una clásica cheesecake con sabor canario.
