Tomillo, laurel y otras cosas de comer.

TARTALETA DE ARÁNDANOS

viernes, junio 06, 2025

Hoy les traigo un postre que es perfecto para la época de calor, con un sabor muy suave y fresco.

Para prepararla no tendremos que encender el horno y su elaboración no tiene ninguna complicación por lo que está al alcance de cualquiera sin necesidad de tener mucha práctica en la cocina.

Además la lista de ingredientes no es muy larga y todos ellos los podemos conseguir ninguna dificultad.

Los ingredientes que usé fueron: (Para un molde de 25-26 cm de diámetro, mejor con base desmontable.)

Para la base:

300 g de galletas tipo digestive.
150 g de mantequilla derretida.

Para el relleno y la decoración:

150 g de arándanos congelados o frescos.
300 g de queso batido.
80 g de azúcar.
5 hojas de gelatina neutra.
Dos cucharadas de leche.
200 ml de nata para montar bien fría.
Un poco de vainilla líquida.
Arándanos para la decoración (en este caso recomiendo que sean frescos).
Un poco de galleta desmenuzada.

Empezaremos poniendo los arándanos en un bol y los llevamos al microondas durante un minuto. Dejamos que temple un poco mientras preparamos la base.

Para la base ponemos las galletas troceadas en la picadora y las trituramos.

Añadimos al mantequilla y volvemos a mezclar hasta que nos quede con aspecto arenoso.

Para asegurarme un desmoldado sin contratiempos yo cubro el molde con papel film antes de echar las galletas.

Echamos las galletas en el molde y las vamos adaptando dándole la forma. Para compactarla nos podemos ayudar de un vaso con la base plana. Llevamos al congelador mientras preparamos el relleno.

Para el relleno, ponemos las hojas de gelatina a hidratar en agua fría durante al menos cinco minutos.

En un bol ponemos el queso batido, el azúcar, la vainilla y los arándanos que habíamos calentado y trituramos con el brazo de la batidora.

Escurrimos las hojas de gelatina y las ponemos en un bol junto con las dos cucharadas de leche y la llevamos al microondas por 30 segundos para que se disuelvan.

La vertemos sobre la mezcla anterior y removemos bien.

En otro bol vertemos la nata y la semimontamos. La añadimos al otro bol y la integramos con movimientos envolventes.

Terminamos de integrar con una espátula para garantizar que no nos quede nada sin mezclar en el fondo del bol.

Vertemos la mezcla en la base preparada, alisamos bien y llevamos a la nevera hasta el día siguiente.

Para rematar la tarta la desmoldamos, colocamos un buen puñado de arándanos en el centro y espolvoreamos con un poco de galleta triturada.

Solo nos queda cortar un buen trozo y disfrutar.

Miren de cerquita que pinta más deliciosa.

Una tarta fresquita, suave y deliciosa.

galletas

GALLETAS DE GOFIO Y ALMENDRA

viernes, mayo 30, 2025

Hace mucho tiempo que no publico ninguna receta, pero no podía saltarme el Día de Canarias y, como cada año desde que este blog existe, traerles una receta hecha con productos canarios.

En este caso, y como en otras ocasiones, he elegido como ingrediente canario el gofio porque creo que es un alimento que nos puede dar mucho juego y que, quizás, no solemos usar más que para hacer pella de gofio o gofio escaldado.

Yo he optado por una receta dulce, unas galletas, que nos pueden servir para el desayuno, la media mañana, la merienda o, por qué no, como capricho puntual.

Los ingredientes que usé fueron:

75 g. de harina.
75 g. de gofio de millo (maíz).
50 g. de almendras.
Una pizca de sal.
50 g. de mantequilla fría cortada en cubos.
50 g. de azúcar (blanco o moreno a elección).
50 g. de leche fría.

La elaboración de la masa es muy sencilla.

Ponemos todos los ingredientes en una picadora.

Los picamos muy bien hasta que se pueda formar una masa, es decir, que cojamos un poco y que se pueda compactar al apretarla.

Si no tenemos picadora usaremos la almendra molida en lugar de entera y mezclamos todo con las manos hasta formar una masa. La única diferencia es que no encontraremos trocitos de almendra en la galleta.

Yo las formé usando un sello de galletas.

Cogemos porciones de unos 30 g. de masa y formamos bolas con ellas.

(Si queremos podemos simplemente formar las bolas y luego aplastarlas un poco con la base de un vaso. También podemos estirar la masa con un rodillo y usar un cortador).

Con un sello de galletas, aplastamos cada bola hasta que nos salga la masa por los bordes.

Cortamos la galleta con un cortador para afinar los bordes.

Colocamos las galletas en una bandeja cubierta con papel, la cubrimos con papel film y la llevamos al congelador al menos durante tres horas aunque en mi caso prefiero hacerlas de un día para otro o con varios días de antelación.

Cuando vayamos a hornear las galletas calentamos el horno a 190º.

Una vez caliente, colocamos las galletas congeladas en una bandeja cubierta con papel de horno o una lámina de silicona y las llevamos al horno.

Cocinamos durante 15 minutos, o hasta que veamos que están doradas, las sacamos y las dejamos reposar en la bandeja, sobre una rejilla, durante diez minutos.

Luego las pasamos a una rejilla y dejamos que se enfríen por completo antes de meterlas en una lata o bote hermético.

Miren que precioso color que tienen.

Quedan con un sabor muy rico y una textura crujiente por fuera y suave por dentro.

Unas galletas deliciosas para festejar nuestro día.

¡FELIZ DÍA DE CANARIAS!

tartas

CHEESECAKE CON SALSA DE FRUTAS

viernes, junio 28, 2024

Esta es una de esas tartas de las que yo llamo comodín, porque dependiendo de la fruta que usemos para preparar la salsa obtendremos una tarta con un sabor completamente diferente.

Básicamente se trata de una tarta de queso horneada en la que se intercalan capas de salsa de fruta y que luego, a la hora de comerla, se acompaña de más salsa.

La salsa es muy fácil de preparar. Tan sólo tendremos que cocinar la fruta que queramos con un cuarto del peso de la fruta de azúcar, unas gotas de zumo de limón y un chorrito de agua.

Yo la he preparado ya con tres salsas diferentes, frambuesas, mango y moras, y no sabría decirles cuál de las tres me gustó más.

Los ingredientes que usé fueron: (Para un molde desmontable de 20 cm)

Para la salsa de frutas:

300 g de fruta (en este caso frambuesas).
75 g de azúcar.
Unas gotas de zumo de limón.
Un chorro de agua.

Para la cheesecake: (Todos a temperarura ambiente)

600 g de queso crema.
175 g de azúcar.

Dos huevos talla L.
Dos cucharadas rasas de harina.
Ralladura de lima o limón.
400 ml de nata para montar.

Empezaremos preparando la salsa. Recomiendo hacerlo al menos un día antes de preparar la tarta para que esté fría.

Ponemos en un caldero la fruta con el azúcar. el zumo de limón y el agua. Llevamos al fuego y cocinamos hasta que la fruta se deshaga, removiendo de vez en cuando.

Trituramos con el brazo de la batidora.

Si la fruta que usan tiene semillas recomiendo colarla una vez triturada. Con la de mango no es necesario hacerlo.

Pasamos a un bote de cristal y dejamos que se enfríe por completo, primero a temperatura ambiente y luego en la nevera.

Ponemos el horno a calentar a 180º.

Para la cheesecake ponemos en un bol el queso con el azúcar y mezclamos bien hasta que esté bien cremoso.

Añadimos los huevos de uno en uno, no añadiendo el siguiente hasta integrar el anterior. Esto lo haremos todo con varillas manuales.

Tamizamos la harina sobre la mezcla y volvemos a mezclar.

Por último vertemos la nata y la ralladura de lima o limón y seguimos mezclando, primero con varillas y acabamos con espátula para asegurarnos que no quede nada sin mezclar en el fondo.

Vertemos más o menos la mitad de la mezcla en un molde, previamente forrado el fondo con papel de horno y engrasado los laterales.

Repartimos unas cucharadas de la salsa de fruta, intentando que no lleguen a los bordes y, con un palillo, hacemos dibujos aleatorios con la salsa.

Echamos el resto de la mezcla, ponemos nuevamente salsa de frutas y volvemos a dibujar espirales.

Llevamos al horno y cocinamos durante 45-50 minutos, hasta que veamos que la tarta está suflada.

Apagamos el horno y dejamos la puerta entreabierta, sujeta con una cuchara de palo. Dejamos que la tarta se enfríe dentro del horno.

Sacamos del horno y llevamos a la nevera hasta el día siguiente.

Al día siguiente, la pasamos a un plato de servir y la tenemos lista para disfrutarla.

Podemos repartir un poco de salsa sobre la tarta antes de servirla o, como en mi caso, dejarla tal cual y poner la salsa de acompañamiento para que casa cual se ponga la cantidad que quiera.